Empezando de cero
- PPF
- 25 ago 2016
- 1 Min. de lectura

"Perdí la cuenta de los días, decidí sencillamente no pensar en esa unidad temporal ni en ninguna de sus primas hermanas. Desaprendí a sumar dosis de espera y me encargué de olvidar el destino de ese vuelo perdido, de hacer como si ese rincón del mapa mundi en realidad nunca hubiera estado ahí. Vacié todas mis maletas y las guardé de nuevo en el altillo sin esperanzas de darles otra vida. Porque me di cuenta de que es mejor ir con lo puesto y con una pequeña mochila en la que sólo entre lo bueno, sin dejar espacio para nada más. Mi espalda se cansó de soportar pesos innecesarios, piedras que antes parecían brillar como diamantes pero que sólo era por la capa de agua de mar que las barnizaba, porque cuando las miras por segunda vez ya no hay rastro alguno de ese brillo y se convierten sólo en piedras, en piedras sin más. Porque llega un momento en el que sientes que te falta sólo una pequeña gota para llenar el vaso y prefieres vaciarte por completo antes que coger otro nuevo para seguir almacenando. No importa lo que tenga que ver pasar por el desagüe porque la lección ya la aprendí, y eso es lo verdaderamente importante. Ahora sé qué ocupa mucho sin valer tanto y a lo que le basta una simple gota para hacerme sacar lo mejor de mí".






















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