Mendigando algo de calor

"Y allí estabas, mendigando algo de calor, mientras te acurrucabas entre abrigos que habían dejado de abrigar. Tenías mono de chimenea, pero cada trozo de madera lo habías mojado de lágrimas, por todo lo que soñaste y nunca pudo ser, por lo que pudo ser, pero tú ignoraste. Todo comenzó cuando te creaste esa extraña manía, la de ver en las sombras de la noche la silueta de tu pesadilla de siempre, aunque se parecieran como un mono a un elefante. Y por eso, aunque el mundo siguiera girando, tú sólo veías repetición de déjà vus, y no las nuevas oportunidades que podían estar llegándote en serie. Te decías que sólo te interesaba una única oferta, la de ser feliz con lo puesto, sin buscar nada más. Por eso te habías propuesto aumentar el umbral de tu capacidad para sentir, porque así podías ser inmune a decepciones y fracasos, y no sufrir en balde. pero… Otro año más, el tiempo quiso mandarte una nueva oleada de temperaturas bajo cero, y así… normal que acabaras por mendigar algo de calor, para subir ese umbral que se presentaba como candidato a convertirse en el antídoto ideal".

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