Días de tormenta

"Y de repente, ellos. Esos momentos en los que tu mundo se tambalea y tú con él, pero con una diferencia, eres tú la que acaba perdiendo el equilibrio. Porque ellos son los que te dicen "jaque" y te demuestran que no eres tan fuerte como creías, que tu piel está empapada y que tienes un corazón que tirita y ni siquiera es capaz de pedir algo de abrigo o un simple paraguas. Y de repente, te ves, sola, con una carta de renuncia de tu Pepito Grillo en la que te escribe: "¿Para qué me quieres? si ni me escuchas". Y es cierto. En esos momentos tus oídos hacen captura selectiva de frases, y todas tus inseguridades hacen equipo con miedos, fallos y decepciones para encestar otra gota más en ese vaso que hace tiempo que no vacías. Pero es entonces cuando, aún viendo todas las cicatrices que te firman por dentro, que le ponen cara a esa niña que sentía demasiado fuerte y soñaba demasiado en las nubes, te resistes a dejar de ser tú, por ese estúpido miedo de coleccionar otra caída. Porque vivir es eso.

Salir ahí fuera, sin miedo a lo que puedas perder, sin miedo a no ganar nada después de todo el esfuerzo,

sin miedo a darte de más,

sin miedo a que pase el tiempo

y te acabes diciendo "qué ilusa fui". Sin ese estúpido miedo, que quiere dejarte sin luz cuando tocan días de tormenta".

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